En el mundo del comercio minorista, la accesibilidad no es solo una cuestión de cortesía, sino un requisito legal. Un caso reciente en Puerto Rico nos recuerda la importancia de crear espacios verdaderamente inclusivos para todos los clientes.
Los hechos:
Todo comenzó con la visita del señor Betancourt al SuperMax de Isla Verde en julio de 2022. Betancourt, una persona con múltiples discapacidades que utiliza silla de ruedas, se encontró con una barrera inesperada: los mostradores de carne, panadería y servicio al cliente eran demasiado altos para alguien en su situación.
Estos mostradores superaban las 36 pulgadas de altura, el límite establecido por la ADA para garantizar la accesibilidad. Tras la demanda de Betancourt, SuperMax intentó remediar la situación añadiendo mostradores auxiliares más bajos cerca de los originales. Parecía una solución simple, pero como veremos, el cumplimiento de la ADA requiere más que ajustes superficiales.
Marco legal aplicable: La ADA es clara en su objetivo: prohibir la discriminación contra personas con discapacidades en lugares de acomodación pública. Las Pautas de Accesibilidad de la ADA (ADAAG) establecen estándares específicos, como la altura máxima de los mostradores. Además, la ley distingue entre los requisitos para instalaciones existentes y nuevas construcciones, reconociendo los desafíos que pueden enfrentar los negocios más antiguos.
Un concepto clave en este caso es el de "fácilmente alcanzable". La ADA requiere que las barreras arquitectónicas se eliminen cuando sea "fácilmente alcanzable" hacerlo, considerando factores como el costo y los recursos del negocio.
Razonamiento del tribunal
El tribunal examinó cuidadosamente las modificaciones realizadas por SuperMax y llegó a una conclusión sorprendente: no eran suficientes. ¿Por qué? Porque atender a los clientes en silla de ruedas al lado del mostrador principal no proporciona una experiencia equivalente a la de los demás clientes.
El tribunal argumentó que esta solución aún requería que las personas con discapacidades fueran atendidas de manera diferente, potencialmente sintiéndose segregadas o tratadas de manera especial. La esencia de la ADA no es solo proporcionar acceso físico, sino garantizar una experiencia equitativa para todos.
Reflexiones: Este caso nos enseña varias lecciones importantes. Primero, nos recuerda que la accesibilidad va más allá de las medidas y los números. Se trata de crear espacios donde todos se sientan igualmente bienvenidos y capaces de participar plenamente.
Para los negocios, el mensaje es claro: al realizar modificaciones para cumplir con la ADA es crucial pensar en cómo estos cambios afectarán la experiencia real de las personas con discapacidades. No se trata solo de cumplir con la letra de la ley, sino con su espíritu.
Para el público en general, este caso nos invita a ser más conscientes de nuestro entorno. La próxima vez que estemos en un espacio público, podemos preguntarnos: ¿Es este lugar realmente accesible para todos? ¿Pueden las personas con diferentes capacidades moverse y realizar sus actividades con la misma facilidad que yo?
En última instancia, el caso de SuperMax nos muestra que crear una sociedad verdaderamente inclusiva requiere más que buenas intenciones. Necesita una comprensión profunda de las diversas necesidades de todos los miembros de nuestra comunidad y un compromiso constante con la igualdad de acceso. A medida que avanzamos, casos como este nos ayudan a entender mejor cómo podemos hacer que nuestros espacios públicos sean verdaderamente accesibles para todos.
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